En Latinoamérica, la presencia de las mujeres en la vida política es muy baja. Ellas representan el 52% de los miembros de los partidos políticos, pero solo un 12% llegan a ocupar un puesto de presidente o la Secretaría General, de acuerdo con la base de datos de Género y Partidos Políticos en América Latina (GEPPAL). En Guatemala la situación es compleja.
En el país, la población femenina asciende a 8 millones 4 mil mujeres, que representa cerca del 50.9 por ciento, de acuerdo con el Reporte Anual 2017 de ONU Mujeres. Sin embargo, en el país no hay un sistema de cuotas, según Virginia García Beaudoux, experta en Comunicación Política que participó en el taller “Por un Planeta 50-50 en 2030: Desafíos para las Mujeres en la Política ¿Con qué herramientas podemos impulsar la Igualdad?”.
¿Cómo debe ser la participación de las mujeres en la política?
Ellas deben estar en las listas electorales, en los órganos de Gobierno, en los ministerios; deben estar representadas en todos los ámbitos donde se reparte el dinero y el poder.
¿Cuál es la situación en el ámbito político en Guatemala?
Guatemala es uno de los tres países de la región que no han tenido nunca un sistema de cuotas ni de cupo femenino. Hoy en día ya no estamos discutiendo las cuotas, lo que se busca es la paridad sustantiva. Es decir, que si las mujeres en Guatemala representan más de la mitad de la población, que también puedan tener la mitad de los asientos en el Congreso, la mitad de asientos en el Parlamento y no un 20%, que es lo que hay ahora. Hay mucho trabajo por hacer en ese sentido.
¿Cuáles son esos tres países y cómo están ante el resto de la región?
Guatemala, Cuba y Venezuela no tienen cuotas, en el resto de los países es obligatoriamente el 30% de mujeres y ahora muchos países estamos con leyes de paridad, la mitad de las listas electorales tienen que estar conformadas por hombres y la mitad por mujeres. En Guatemala no hay ley de cuotas. No hay legislación.
¿El espacio para las mujeres es restringido?
Los espacios están, pero no se nos permite ocuparlo, por cuestiones culturales que tienen que ver con la idea de que las mujeres pertenecen más al mundo de lo privado, de lo doméstico, de cuidar niños, que al mundo de la política, eso hay que cambiarlo.
Hay factores dentro de los propios partidos políticos, por ejemplo, en la militancia se ve a muchas mujeres pero cuando uno mira quiénes son los presidentes y secretarios generales de los partidos, son hombres, eso dificulta que las mujeres tengan la capacidad de decidir y de armar listas en los partidos políticos, quiénes las arman son hombres y ponen a otros hombres. En la medida que ellas no pueden crecer dentro de los partidos también se les dificulta hacer política.
Hay otras barreras culturales que tienen que ver con que la población tiende a votar más por los hombres que por las mujeres, porque no se ha roto el estereotipo cultural de que ellas son tan buenas liderando como ellos.
¿En qué posición se encuentran las mujeres indígenas?
Para ellas es más difícil por su condición de doble minoría, por su género y por su etnia. Si llegan al Congreso no solamente representan a su género sino también a su comunidad.
¿Cómo lograr que ellas se empoderen en el ámbito político?
Creo que las barreras en los partidos son enormes y a las mujeres les cuesta conseguir financiamiento para sus campañas electorales, porque se confía más en las habilidades de liderazgo de los hombres que de las mujeres, pero hay que atreverse, porque la política ha sido un universo muy hostil para ellas.
Hay que comenzar a mostrar que este es un ámbito, no solo posible si no que necesario; necesitamos más mujeres, para mejorar la democracia, no porque seamos mejores que los hombres, sino que la diversidad es buena.
¿Qué hacer para aumentar su participación?
Hay que actuar en tres niveles: en el nivel de las legislaciones, que no están ayudando; de los partidos para que comiencen a ser más democráticos en su interior y empiecen a aceptar la participación de la mujer, y en el nivel de las propias mujeres, para que comiencen a empoderarse y sentir que estos obstáculos pueden ser vencidos.
¿Cómo impulsar la igualdad?
Hay que trabajar dentro de los partidos políticos para que hagan actividades que involucren a las mujeres, también comenzar a entrenar a los hombres en temas de igualdad y de género.
Hay que crear redes de mentoras e impulsar redes interpartidarias, que las mujeres de distintos partidos políticos se unan y trabajen en problemáticas comunes, y en políticas públicas que alienten la corresponsabilidad doméstica. Necesitamos licencias por paternidad; en la educación, hay que comenzar desde la infancia a educar con otros valores, romper estas ideas tan estereotipadas de qué es masculino y qué es femenino, pues hay atributos que son humanos y que no tienen género.
Fuente: www.prensalibre.com