EDITORIAL

Hace pocos meses, un periodista me pidió que explicara qué le aportan las mujeres a la política. Le respondí que la pregunta no es qué le aportan las mujeres a la política, sino qué se pierde la política cuando deja fuera a las mujeres, es decir, al 50% de los potenciales talentos humanos que tenemos en el mundo que habitamos.

En 2017 había tan sólo 17 Jefas de Estado, las mujeres ocupaban el 23% de las bancas de los parlamentos del planeta, eran el 19% de las voceras parlamentarias, y únicamente 6 de un total de 186 países tenían igual cantidad de ministras y ministros. Apenas 18% de los ministros de gobiernos del mundo son mujeres. En 2017 no sólo 7 países de América Latina y el Caribe registraron una disminución de ministras respecto del período presidencial anterior sino que, al igual que sucede en el mundo entero, al analizar la participación de las mujeres por tipo de cartera ministerial se encuentra que las ministras están concentradas en el área social, y que participan menos de las áreas políticas y económicas. Eso significa que los techos de cristal que obstaculizan su acceso a altos cargos en la política, así como también las paredes de cristal que restringen el ingreso de las mujeres a ciertas áreas alineadas con el estereotipo de lo que se considera “masculino”, continúan vivos y gozando de buena salud.

Porque las mujeres compiten en la política en los mismos escenarios que los hombres, pero lo hacen en condiciones mucho más desfavorables y con la cancha inclinada en contra, es que se han puesto en marcha numerosos programas en forma de talleres, cursos, escuelas, diplomados y academias destinados a nivelar el campo de juego y fortalecer las habilidades de mujeres políticas y candidatas electorales. De algunas de esas formidables experiencias que se han llevado a cabo en países tan diversos como México, Perú, Honduras, El Salvador y Paraguay, por mencionar sólo algunos, nos hablan en detalle en la sección En Portada de este número Marta Martínez, Miguel Cálix, Lourdes González y Celeste Gómez, Patricia Navarro, y Cynthia Figueredo.

En la sección de El Consultor, Anita Doria y José Fernández Ardáiz nos cuentan de qué manera las redes sociales pueden ser grandes aliadas para las mujeres en la política; Diana Rubio se refiere a la labor de las mujeres que se desempeñan como profesionales de la consultoría política, y Orlando D’Adamo analiza similitudes y diferencias del trabajo de consultoría con políticos hombres y mujeres, al tiempo que reflexiona acerca de los temas más frecuentes que enfrentan las mujeres en la carrera política y el desafío que ellos representan para los consultores.

Beatriz Llanos, nuestra entrevistada especial en este número, nos adentra en un detallado recorrido acerca de los avances y desafíos que encuentra la participación política de las mujeres en la actualidad en asuntos tales como la financiación de sus campañas electorales, el papel de los partidos políticos, los alcances de las reformas legales y la incidencia de los medios de comunicación.

En Investigación, Nuria Fernández analiza la cobertura que reciben en los medios las mujeres políticas en España; Raquel Quevedo y Salomé Berrocal argumentan cómo los medios de comunicación en España prolongan los estereotipos de género en las representaciones que ofrecen de las mujeres políticas; y junto a Orlando D’Adamo y Marina Gavensky presentamos los resultados de una investigación que explora qué tipo de publicaciones comparten en sus redes sociales candidatas y candidatos durante las campañas electorales en Argentina, y las diferencias en el tipo de información publicada según su género.

Además, contamos con cuatro académicas de la calidad de Joyce Martins, Flavia Freidenberg, María Esther Isoardi y Flavia Tello, quienes vuelcan sus apreciaciones en sus reseñas de tres libros y de una serie de televisión, que abordan el tema de las mujeres y la política desde diversos ángulos: las campañas electorales, la violencia política, y la desigualdad de género en el sistema político.

Algo está cambiando. Mucho hemos recorrido y queda aún queda mucho por hacer. Pero estamos cada vez más avanzados en el camino de comprender que la política no sólo es un ámbito posible de participación para las mujeres, sino uno que requiere y necesita de su participación plena e igualitaria si el objetivo es vivir en verdaderas democracias.

Virginia García Beaudoux
Coordinadora del número 36.
Edición Octubre 2018 – Más Poder Local.

Fuente: www.maspoderlocal.es

Share This

Compartir en redes

Compartir esta publicación en redes